¿A quién no le gusta ir a un restaurante de comida rápida? Es económicamente accesible, además uno no se complica mucho la vida cocinando ni limpiando lo que se haya usado para comer. Este tipo de restaurantes son lugares en los que nos podemos despreocupar al menos por un rato. Sin embargo, no sabemos cómo es el ambiente laboral en éstos, ni qué sucesos ocurren en estos lugares.
Esta historia se lleva a cabo en uno de esos restaurantes de comidas rápidas, uno que se caracteriza por su logo rojo y amarillo, ubicado en la ciudad de Cuernavaca, México. Durante los primeros años del siglo XXI, se decía que en este local de la cadena norteamericana, estaban sucediendo cosas raras.
Éste era uno de esos locales que tenía al frente del restaurante, una figura de su mascota (el payaso Ronald) sentado en una banca. Los empleados del restaurante en Cuernavaca relataban que no se sentían cómodos en las instalaciones, algunos de éstos mencionaban cierta sensación de ansiedad en sus horas laborales, incluso se realizo una investigación debido a que se reportaban movimientos por parte del payaso sentado en la banca.
El empleado más afectado por este tipo de historias, fue un guardia de 57 años de edad, de apellido García. Este señor, fue contratado en el año 2003 para cubrir el turno nocturno de lunes a viernes, debo hacer la aclaración de que para esos años, este restaurante no estaba abierto las 24 horas. El señor García ya tenía muchos años de experiencia ejerciendo como guardia, así que no necesitaba ningún consejo sobre cómo vigilar el lugar, tampoco le daba miedo estar desde las 10 pm hasta las 6 de la mañana sólo en el restaurante.
En el año 2004, se desataron una serie de historias acerca del restaurante, muchos empleados relataban cómo se escuchaban ruidos extraños en la cocina, baños o en el área para niños, asimismo afirmaban ver sillas que se movían por sí solas y sombras. Esto provocó una gran cantidad de renuncias por parte del personal, y una decadencia significativa en cuanto a ventas.
Al guardia García nunca le afectaron este tipo de historias acerca del lugar que debía vigilar cada noche, aunque empezó a tener ciertos problemas ya que muchos curiosos, en su mayoría adolescentes, querían ver si lograban tener alguna experiencia paranormal en el restaurante, de noche.
El señor García era muy disciplinado en su labor, y revisaba cada sector del restaurante por lo menos una vez por hora, sino se mantenía en el cuarto de las cámaras, asegurándose que no hubiera nadie más en las instalaciones. Pero esto se le empezó a dificultar, cuando empezó a escuchar ruidos en algunas partes del restaurante mientras hacía sus vigilancias, ruidos que simulaban ser alguien caminando por los baños o en el segundo piso. Si bien siempre revisó estos lugares, nunca encontró a nadie.
Los ruidos pasaron a ser sombras, las cuales el guardia notaba mientras reflejaba su linterna hacia algún punto en específico, como si esta huyera de la luz. El problema fue que las cámaras también captaban estas sombras, que asemejaban a un intruso rondando el lugar. Igualmente, aunque el señor García siempre revisaba la zona, nunca encontró nada. Hasta que un día, pasó lo que el guardia creía imposible.
La actividad en las horas de la noche venía aumentando mucho, era el mes de Octubre del año 2004, y aunque el guardia García daba los reportes y los vídeos de lo que ocurría durante sus horas de trabajo, la gerencia decidió no darle mayor importancia para no alimentar más las historias que se tenían del lugar.
Pasó el tiempo, y los ruidos y sombras ya eran el pan de cada día para el señor García, pero lo que ocurrió aquella noche no tenía precedentes. El reloj ya iba a marcar la medianoche, cuando el guardia escuchó como una silla se arrastraba en el segundo piso. Fue a revisar, y como de costumbre, no había nadie, pero entonces escuchó unas risas en el sector de los juegos para niños del restaurante, por lo que acudió rápidamente a la zona. Al llegar, notó que nuevamente se encontraba sólo, aunque varias pelotas de plástico se encontraban en regadas en el suelo, como si alguien se hubiera zambullido en la piscina de pelotas de plástico, rebalsando algunas de éstas.
Con la luz de su linterna, revisó que no hubiera nadie escondido ahí, y devolvió las pelotas de plástico a su lugar. Aunque hasta ese momento mantuvo la calma de una manera sobrehumana, lo que notó al mirar por la ventana, lo perturbó mucho. El área de juegos infantiles tiene una ventana muy grande con vista a la calle principal de la ciudad, y en las afueras de esta zona es donde se encuentra la popular banca con el payaso Ronald. Pues en la banca no se encontraba la figura de Ronald.
Por más incrédulo que pudiera haber sido el señor García, esto no tenía explicación lógica. Fue al cuarto de vigilancia del restaurante, para revisar lo que sucedió con el muñeco de Ronald durante la noche. En este vídeo se veía al muñeco sentado normalmente, hasta que en la medianoche se oscureció mucho la toma, al punto de que no se distinguía lo que se grabó, y minutos después se veía la banca vacía. Aunque esto desconcertó bastante al guarda, él se limitó a hacer el reporte y seguir con su labor.
Lamentablemente, a las 2:37 am, se volvieron a escuchar ruidos en el segundo piso. Eran como pisadas muy fuertes, por lo que el guardia cumplió con su labor. En el segundo piso solamente se encontraba él, por lo que bajó las gradas nuevamente en camino al cuarto de vigilancia, pero al dar la vuelta en las gradas, hacia el primer piso, se encontró en seco con la figura del payaso Ronald, de pie, con una mórbida sonrisa en su cara.
El señor García sufrió un paro cardíaco, para cuando el guardia con el turno siguiente y algunos otros empleados llegaron, lo encontraron sin vida en el borde de las primeras gradas. Todo lo que se sabe sobre éste caso, fue por los reportes que el guardia nocturno hizo aquella noche y por los vídeos de seguridad, en los cuales se veía como el señor García bajaba las gradas desde el segundo piso a las 2:40 am. La cámara que grababa hacia las gradas en el primer piso sufrió el mismo daño que la cámara de afuera a la medianoche, por lo que no se pudo distinguir lo que ocurrió, mas en el audio se escuchó un grito desgarrador por parte del guardia, mientras alguien más se reía y se iba del lugar.
La gerencia del restaurante ocultó el caso muy bien, argumentado que las fallas en las cámaras se debían a que eran modelos viejos que ya habían cumplido con su vida útil, y atribuyéndole el paro cardíaco del señor García a su condición física. Cabe decir que destruyeron cualquier reporte del guardia nocturno y borraron cualquier evidencia de las cámaras, sustituyéndolas por unas nuevas.
La figura de Ronald, el payaso, apareció sentada en la banca como de costumbre en la mañana de aquel día. Pero sin duda, su sonrisa era muy, muy diferente.
Hyboor
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